El Instituto Nacional de Salud (INS) ha emitido una alerta por el inusual y elevado número de casos de tos ferina registrados durante la semana epidemiológica 24 (del 8 al 14 de junio de 2025). Este evento de alta frecuencia se ha convertido en una prioridad para la vigilancia epidemiológica del país, con notificaciones que superan los umbrales esperados.
Hasta el 13 de junio, se han reportado 2.882 casos de tos ferina a nivel nacional. De estos, 404 (14%) han sido confirmados, 1.963 (68.1%) han sido descartados y 515 (17.9%) aún se encuentran en estudio. La incidencia nacional actual es de 0.76 casos por cada 100.000 habitantes, lo que excede significativamente los registros históricos para esta misma semana entre 2017 y 2024, cuando la incidencia no superaba los 0.40 casos.
Concentración de Casos y Tendencias Regionales
El análisis territorial revela que Bogotá D.C. es la entidad con mayor número de casos confirmados, registrando 164 casos y una incidencia de 2.07 por cada 100.000 habitantes. Le siguen Antioquia con 90 casos (1.29/100.000) y Cundinamarca con 24 casos (0.66/100.000).
En las últimas cuatro semanas, se notificaron 45 casos nuevos en todo el país, con una incidencia de 0.08 por cada 100.000 habitantes. Durante este periodo, Antioquia presentó la mayor incidencia reciente con 0.23 casos por cada 100.000 habitantes, seguida por Córdoba, Atlántico, Cesar, Cauca y Santiago de Cali, evidenciando una tendencia ascendente sostenida de la enfermedad.
Impacto en Comunidades Indígenas
Un aspecto particularmente sensible del boletín epidemiológico es el comportamiento de la tos ferina en las comunidades indígenas. En la semana epidemiológica 23, se notificaron 57 casos en población indígena distribuidos en 13 municipios de ocho entidades territoriales. Los mayores focos se identificaron en Betulia (Antioquia) con 28 casos, Bagadó (Chocó) con 8 casos y Bogotá D.C. con 6 casos.
Actualmente, los brotes siguen activos y bajo seguimiento en Bagadó (Chocó) y Tierralta (Córdoba). En estas zonas, las condiciones de acceso, las barreras culturales y la vulnerabilidad estructural representan desafíos significativos para lograr un control efectivo de la transmisión de la enfermedad.
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