El departamento del Atlántico enfrenta un recrudecimiento de la violencia, registrando un alarmante total de 79 homicidios durante junio de 2025. Esta cifra representa un incremento de 14 casos comparado con los 65 homicidios del mismo mes en 2024, evidenciando una tendencia al alza que preocupa a las autoridades y a la ciudadanía.
Barranquilla, la capital, concentra una parte significativa de esta violencia, con 46 homicidios en junio. Los barrios del suroriente, como Rebolo (con seis casos), Galán y El Ferry, y del suroccidente, como La Pradera y El Bosque (con tres casos cada uno), fueron los más afectados. Aunque la localidad Metropolitana mostró una ligera disminución, el panorama general es sombrío.
El analista Arturo García enfatizó la gravedad de la situación, destacando que de los 79 casos de junio, ocho víctimas fueron mujeres, elevando el total de feminicidios a 29 en lo que va del año. García también lamentó la aparente impunidad en casos de alto impacto, como la masacre de Puerto Colombia y el asesinato de dos académicos, donde la ausencia de capturas oportunas genera frustración en la sociedad.
En el primer semestre de 2025, las cifras acumuladas son desoladoras: 496 muertes violentas en el área metropolitana y 451 en todo el departamento. De continuar esta tendencia, el Atlántico superaría las 900 víctimas al cierre del año, igualando o superando las preocupantes cifras de 2024. Este incremento es notorio desde enero de 2025, que registró 96 homicidios, el más alto en mucho tiempo.
García detalló que el sicariato es la principal modalidad, con 54 casos en junio. Otros cinco homicidios estuvieron relacionados con hurtos, un delito que, junto al robo de automotores y motocicletas, sigue en aumento en los barrios del sur occidente y sur oriente. El analista vincula estos hurtos a la extorsión y los describe como una "escuela de inducción al delito" para jóvenes reclutados por el crimen organizado. La mayoría de las víctimas, y en ocasiones los victimarios, tienen entre 14 y 28 años, reflejando cómo la violencia afecta predominantemente a la población joven.
Ante este escenario, Arturo García cuestionó la efectividad de las estrategias tradicionales basadas en el sistema carcelario y judicial. Hizo un llamado a explorar nuevas vías, incluyendo el diálogo con los grupos violentos, como los mencionados "Costeños" y "Pepes", a quienes el presidente Petro ha manifestado interés en acercamientos de paz. Sin embargo, enfatizó que cualquier conversación debe exigir verdad, reparación, no impunidad y no repetición, así como el cese inmediato de la violencia. La sociedad civil, según García, debe presionar para que estas organizaciones revelen sus financistas y el trasfondo de la "guerra influyente" que ha cobrado tantas vidas.
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